Ésta es la frase que describe el inicio de una new age. Mike Oldfield, un enorme músico atlántico, con 19 años sacó a la luz su primer disco tras haberse recorrido numerosas discográficas. Se trataba de Tubular Bells, que sirvió de banda sonora a la película El Exorcista.
Sus creaciones han marcado a varias generaciones que han sabido apreciar la música de otra forma; más imaginativa, menos enmarcada, con la capacidad de convertir lo viejo en nuevo y de alinearse entre el poder de la mente y la realidad.
Una de sus obras me prendió, me introdujo en su mundo y fue, en parte, la culpable del inicio de la "musicalización interpretativa de un ignorante intérprete arítmico", la mía. Marzo de 1993, banda de gaitas escocesas...¿Adivinas?
Tattoo, perteneciente al disco Tubulars Bells II(1992)