viernes, 22 de mayo de 2015

Entre el trigo, mala hierba

En la niebla alguien pronuncia tu nombre
al que se arrima entre las tinieblas basálticas y los arcos de medio arco de las viviendas abandonadas.

La hoja hiere en medio de la ciudad adentro de un Gran Torino.
Escupe entre las punteadas escarpias que sujetan los órganos y símbolos de una gran nación.

¡Que mueran las antiguas prácticas y los ángeles invadan las penumbras,
penumbras que salgan en puente de plata,
y los denarios y el acero y los cánticos de las siglas en serie!

El roce fugaz o intenso, el que juega a ser tú o yo,
o la voluminosa esfera desenvuelta en papel de plata
de ser la primera o la última pero siempre la de hoy.

¿A qué juegas o el juego es la propia ignorancia de la pérdida?
¿A qué juegas o el juego es la propia ignorancia de tu yo?

Sólo lo saben los ángeles pero la ignorancia muestra al ángel caído
y tú no eres el ángel caído.
Hombres, no sois ángeles caídos ni máquinas.
¿Por qué entonces os escondéis
bajo esa hojalata de mierda que es toda vuestra y nuestra derrota?

Entre el trigo, mala hierba…