sábado, 6 de octubre de 2007

Semper Fidelis: ¡Enhorabuena Sara y Pablo!


En los ancentrales lugares de la vieja e inmortal Caesaragusta fundada en nombre de Octavio Augusto, célebre emperador de la Pax romana, llámase hoy Zaragoza, el noveno mes del año en el moderno calendario gregoriano, suele ser el último mes tradicional para las celebraciones matrimoniales tradicionales del rito Cristiano Apostólico Romano.


Todo lo externo puede describirse fríamente pero en mi caso la boda no fue tan distante pues se trató de una boda de dos mozos que conocí hace unos cuantos años y que han logrado escribir en el pergamino de mi vida. Ellos dos son Sara y Pablo, ahora uno. Sara, aquella chiquilla con tanto sentido común como serenidad, orden y reflexión a la que conocí una noche de sábado y a la que recuerdo simpáticamente con un clínex en la mano mientras se excusaba de su voz, se casó con Pablo, aquel robusto tocayo, hombre sabio que comparte la filosofía de mens sans in corpore sans, creativo, especialista en pajaritas y al que le dediqué uno de mis vídeos, bueno, a su pie. Ambos de formación telecomunicativa y cristiana han sido un claro ejemplo de los que aún piensan en aquella frase de cada oveja con su pareja. El verdadero amor no es cosa de un día o dos o de un acto de atracción animal(hormonal) o económico aunque nos lo quieran vender así la sociedad procapitalista que aún piensa en la supervivencia económica. No hay nada más humano que querer por bondad. Eso es lo que nos hace espiritualmente más fuertes.




Felicidades a los dos, me alegró muchísimo aunque creo que Dios ya os había unido mucho antes, incluso antes de nacer, en destino, en donde no existe el tiempo ni el espacio. Perche è il cielo in una stanza.

Por ello, os dedico esta entrada, atrezada con una delicia de canción que describe ese estado de felicidad en una pareja, interpretada por Mina.