sábado, 15 de septiembre de 2007

Teruel en fiestas: al jamón, jamón y al vino, vino

Las fiestas de Teruel de este año fue otra de las experiencias que pasé en el mes de julio. Unos acudimos en plan dominguero al evento con nuestras tiendas de campaña, mientras que otros, más snows, pillaron alojamiento en un hotel. Acudimos unos el sábado mientras que otros fueron el viernes. Al llegar a Teruel, yo y los que habíamos elegido partir el sábado, nos reunimos en el entorno llamado la chopera para montar las tiendas. Mi tienda, fue levantada gracias esfuerzo singular de Borja, el orden de Raúl y mi experiencia montando mi tienda canadiense. Fue digno de ver a un urbanita entre piquetas. A la hora de la puesta del cachirulo al torico, acudimos armados de vino avinagrado, gafas clásicas de dominguero playero que María había comprado junto a Borja en un chino, guantes estériles de vinilo que había pillado Maricruz y nuestros botecillos para el money y para las drogas de nicotina para los drogatas tabaquistas. La peña se puso en formación y no dejó el pabellón nada bajo: nuestras camisetas alardearon de rojo tintorro, gaseosa y otras cosas más que cayeron. Nos pasamos gran parte de la tarde hechos unos guarros y como campeones aguantamos. Los que se rajaron a la puesta del pañuelo aparecieron después bailando en una peña. Nacho, Rafa, David y otros colegas yacían a su marcha. Nacho como siempre espectacular, en su salsa. La tarde se pasó de peña en peña al ritmo de la música y la gente conocida con la que nos topábamos, en mi caso solamente Patricia y Simón, un colega de mi época del colegio. Llegó la noche y nos fuimos a cenar: fue una cena demasiado tranquila, epílogo de la salida nocturna y fiel reflejo de lo que quedaba de noche. Lógico después de tanta juerga. Al día siguiente partimos con cierto cansancio y aromilla a vinagreta. La anécdota final la marcaron Riki y María al experimentar la exposición a la cautividad durante un ratillo en pendiente, encerrados en el ascensor de casa de la familia de Riki.