martes, 10 de marzo de 2009

Lo que falta en el mundo en donde vivo

Te busco y no te encuentro,
Te busco y no te encuentro ya mirando a través de las baldas capturando palabras de las que sentías.
Te busco y no te encuentro ya entre las piedras onduladas por las posibles caricias de un sábado noctámbulo desafilado.
Te busco y no te encuentro ya soñando en los rojos carmesí de unos labios recién retocados.
Te busco y no te encuentro ya en las antiguas habitaciones de esa vieja casona jugando a que tus palabras traspasasen sus muros.
Te busco y no te encuentro ya bajo el sol de la montaña mostrando tu gentil voluntad y tus suelas desgastadas de tu paso.
Te busco y no te encuentro ya en las paletas más contrastadas del prerrafaelismo.
Te busco y no te encuentro ya compartiendo los codos de una mesa cómplices entre trimestre y trimestre.
Te busco y no te encuentro ya esperando junto a un fuego que ilumina una cuna de madera de roble.
Te busco y no te encuentro. ¿Quién eres, hombre de hielo?
Ya no sé quién eres.
¿Quién te ha hecho extranjero?