De cómo Ato de Foces, mesnadero del rey Jaime I, esperó a su rey para ayudarle tras huir de Huesca (1224).
El sol se esconde perezoso en la línea que marca el horizonte
para atrasar su salida,
la luna sigue constatando que sigue la noche.
La puerta de una casa de ricohombre se desengrasa y produce una mueca
seguida de un ruido similar al de una una nariz superlativa.
El sol se esconde perezoso en la línea que marca el horizonte
para atrasar su salida,
la luna sigue constatando que sigue la noche.
La puerta se abre y un hombre armado con fierro en vaina
sale junto a un caballo de esos preparados para salir ágil del combate.
El sol se esconde perezoso en la línea que marca el horizonte
para atrasar su salida,
la luna sigue consta que sigue la noche.
El hombre sube al caballo y marcha por las calles al encuentro del rey
para dirigir la mesnada que le ha de proteger
de los hombres de la Aljaba que en Huesca le esperan.
El sol se esconde perezoso en la línea que marca el horizonte
para atrasar su salida,
la luna sigue consta que sigue la noche.
Al oir el impacto, implora con el Ara recorriendo sus mejillas
por la vida del de Petrus, victorioso en Tolosa
mártir de la causa católica y albina.
El sol se esconde perezoso en la línea que marca el horizonte
para atrasar su salida,
la luna sigue consta que sigue la noche.
Un caballero se asoma, que al verle, muestra un pendón
con las barras monárquicas,
el ricohombre suspira y protege la huida del caballero.
El sol se esconde perezoso en la línea que marca el horizonte
para atrasar su salida,
la luna sigue consta que sigue la noche.