Al rizar la tela sobre el marino,
emitía
un sinfín de series para acabar la nocilla del bocata,
la caja,
la cual, nos abría pasivamente en 1.0 con la globalidad.
El surfin y las estrellas
se pegaban al cartón de las carpetas de los adolescentes
y sudaderas universitarias
servían al marketing de imagen y estudio,
que el aire retro nunca acaba de jubilar.
Sueños de California en Comarruga
en un lugar del Roncal
o junto al Huerva,
en donde, aún deambulan
las gotas que al Ebro irán a parar.