miércoles, 4 de julio de 2007

"Y todo empezó con unos compases"

Ésta es la frase que describe el inicio de una new age. Mike Oldfield, un enorme músico atlántico, con 19 años sacó a la luz su primer disco tras haberse recorrido numerosas discográficas. Se trataba de Tubular Bells, que sirvió de banda sonora a la película El Exorcista.
Sus creaciones han marcado a varias generaciones que han sabido apreciar la música de otra forma; más imaginativa, menos enmarcada, con la capacidad de convertir lo viejo en nuevo y de alinearse entre el poder de la mente y la realidad.
Una de sus obras me prendió, me introdujo en su mundo y fue, en parte, la culpable del inicio de la "musicalización interpretativa de un ignorante intérprete arítmico", la mía. Marzo de 1993, banda de gaitas escocesas...¿Adivinas?
Tattoo, perteneciente al disco Tubulars Bells II(1992)