Suenan las campanas, los gritos.
Sácame de esta, ondea tu bandera,
haz que la luz lo invada y que no sigan.
Les suplico, les ruego, les imploro
el ser palestino, israelí, palestino e israelí.
Suenan las campanas, los gritos.
Sácame de esta, ondea tu bandera,
haz que la luz lo invada y que no sigan.
Les suplico, les ruego, les imploro
el ser palestino, israelí, palestino e israelí.
Camarada Yeltsin,
los nichos se han podrido
y giran las ansias de lo que dejaste atrás.
Los tanques y el viejo Caesar, magnificados,
cometen las mismas ansias de conflicto nuclear.
¿Por qué los educados soviéticos
ya no quieren en Mallorca veranear?
A vosotros, a los que heredaréis un planeta,
a vosotros os quiere aniquilar.
Falsa promesa y falacia sin justificar
de quien le queda menos en este mundo,
solo la del rublo, para engañar.
Y justo ahora,
cuando, el enemigo común,
la pandemia parecía hermanar.
Contra la desgracia, el hambre y la guerra.
¡Volved a los cuarteles y a las oficinas,
a las universidades y a las fábricas,
a vuestras casas y a la vida!
A orillas de nuestro Mediterráneo,
bajo el sol y el elixir de nuestras tierras,
ahí, no os queremos olvidar.